LAS MUDANZAS Y EL ESTRÉS
Diciembre 21 de 2017
Una mudanza puede generar un alto nivel de estrés, porque más allá de los avatares que ocasiona el hecho de tener de desarmar una casa y armarla en otro lado, es una situación de cambio, de desprendimiento y de temor a la incertidumbre que crea un nuevo comienzo en otro lugar.
A veces mudarse es necesario, porque la familia crece o mejoran las condiciones de vida, o porque existe una oportunidad de trabajo que exige un traslado, o bien porque hay que achicarse.
El estrés no comienza en la mudanza sino mucho antes, ni bien se vislumbra la posibilidad de tener que mudarse a otro lado y comienzan a aparecer los miedos, miedo al cambio, a lo desconocido, a equivocarse, a estar peor que antes.
Para los que se dedican a investigar las causas del estrés, las mudanzas se encuentran en tercer lugar después del duelo o de un despido, porque deja a la persona agotada físicamente y emocionalmente perturbada.
En estas circunstancias, lo mejor es tratar de enfocarse con entusiasmo a la tarea, mantener el equilibrio y la armonía familiar, intentar hacer placentero el traslado y organizarse con tiempo, conservando el optimismo y teniendo una actitud positiva.
Los cambios, aunque sean difíciles y dolorosos, nos ayudan a crecer, y un cambio de domicilio particularmente puede motivarnos a cambiar nuestro estilo de vida, a renovarnos, a mejorar las relaciones, a salir de la rutina y a abandonar antiguos e indeseables hábitos.
Visualizarse en el nuevo lugar de residencia en óptimas condiciones, con todo arreglado y sintiéndose muy satisfecho, puede ayudarnos a relajarnos y vivir esa situación con menos estrés.
Una mudanza nos permite deshacernos de lo que ya no nos sirve, que no pudimos tirar y la oportunidad de empezar de nuevo y de atreverse a ser diferente.
En Coldell Banker Estrada te ayudamos a que todo este proceso sea algo divertido y una experencia inolvidable.